Mientras me infiltro en un bosque en medio de la noche sin ninguna, compañía solo con mis propios pensamientos que parecen un gran eco, algunos no alcanzo a escucharlos, otros si. Se alcanzan muchos sonidos, que son mayoritariamente de animales, o del viento azotar contra las ramas de los árboles. Mi vista se va nublando y pierdo mi rumbo, comienzo a dar vueltas y vueltas en aquel lugar tratando de buscar alguna salida.
Me desespero, y comienzo a correr, tropiezo con piedras, choco con algunas ramas que están acerca del suelo. No recordaba como se sentía estar tan sola, en un lugar que nunca había visitado.
De repente, en lo más profundo del bosque, comienzan a moverse ramas, no era ningún animal, eran de un humano, pero no de uno cualquiera o eso creo yo. Se aproximaba a gran velocidad, cuando ya estaba a escasos metros, yo comencé a correr desesperadamente, temo mirar hacia atrás ya que no sabía con que, o quien me iba a encontrar.
Aquella noche se hacia eterna, cada segundo que pasaba eran siglos, mirando aquel fúnebre paisaje, sin luna, sin estrellas. Ver aquello me causaba mucha inseguridad debido a esa profunda oscuridad en el bosque. Trataba de buscar algún sitio en cual poder pasar la noche, para lograr descansar pero no lo conseguí.
Llegando al corazón del bosque, a un costado de este se encontraba un precioso lago color carmesí, me daba mucha curiosidad saber por que tenia aquel color, o quizá mi imaginación se encontraba muy activa. De repente aparece una luz muy brillante en el centro del lago, era cegadora. Yo me acerque, deseaba saber que era, su hermosura me cegaba. Mientras me introducía en aquel lago, comencé a darme cuenta que no era agua de color carmesí, era sangre…humana, pero no era la sangre de cualquier humano, era la mía, debido a la gran cantidad de heridas que poseía mi cuerpo.
Pasado algunos segundos, deje de mirar mi cuerpo lleno con heridas, y empecé a mirar a mi alrededor y solo me encontraba yo en el medio del lago, el bosque había desaparecido, no quedaba nada, ningún árbol, nada… solo un vacío. Era todo tan desolado y tétrico, quería salir de ahí, cada vez con mayor fuerza. Pero no lograba escapar del lago, cada vez que me acercaba a la orilla, se agrandaba más la distancia…Era interminable, había algo ahí que no quería que saliera.
Empezaron a caer algunas lagrimas de mis ojos, pero no eran lagrimas normales eran color carmesí al igual que el lago que me rodeaba. Esa sensación era... ¿Horrible?
Desesperación y Soledad, estaba llegando a mis limites, hiciera lo que hiciera no podía salir de ahí, y el lago cada vez se volvía más profundo.
Pasaban los segundo y nada cambiaba, la única diferencia que encontraba es que ahora el lago estaba me llegaba hasta el cuello. Y de la nada misma algo me comenzó a jalar hacia lo más profundo del lago y vi objetos y cuerpo masacrados, todos eran conocidos míos. Sus órganos internos estaba todos esparcidos en el fondo, y sus cuerpos vacíos danzando alrededor. Algunos agarrando con gran fuerza mis pies y manos.
Esa criatura que me había llevado al fondo me guío hasta una cueva no lograba visualizar bien que era, quizá era algo humano o mutante de verdad no lo sé.
Me encontraba atemorizada, me había dicho que era una persona que un tiempo yo la aprecie mucho, y que otras personas deseaban hablar conmigo, y comencé a cuestionarme.
¿Quiénes serán? ¿Por que deseaban conversar conmigo? ¿Qué he hecho?
¿Por qué me buscan de esta manera?
La ansiedad recorría mi cuerpo…la adrenalina, pero el miedo me consumía, mi mente supuso quienes podrían ser las personas que podrían ser.
Al llegar al final de la cueva, vi una hermosa casa de cristal con decoraciones de oro y plata. En medio del salón una gran lámpara que iluminaba cada rincón. Mientras caminaba asombrada por aquella obra de arte, aparecieron unas siluetas no recordaba sus nombres, pero sabia que algún lugar los había visto.
Al lo mejor en algún momento de mi triste y corta vida bloqueé los sucesos que me ocurrieron y ellos pertenecían a ellos.
Al acercarme comenzaron a hablar, pero yo no escuchaba sus voces eran muy lejanas, pequeños ruidos que es alcanzaban a oír. Intente acercarme a ellos, pero la criatura me detenía. Deseaba acercarme, no me gustaba sentirme atrapada en algún lugar.
Sentía que si me acercaba a esas personas vería mejor sus rostros y los reconocería.
Pero al estar encadenada, y no podía hacer nada contra eso, me esforzaba en escuchar, pero aun así no oía nada.
Quería gritar, intente pero no me salía la voz, mientras que esas personas se burlaban de mi, en un abrir y cerrar de ojos estaba vestida con colores muy chillones, mucha gente se encontraba a mi alrededor riendo a carcajada. Aun con mis cadenas, un reflector me alumbraba, estaba en el centro de todo el gran salón. No entendía por que había llegado a ese lugar, se suponía que estaba “conversando” con esas personas, y era en una casa de cristal en el fondo del lago de carmesí.
Y de la nada desperté, en mi cama como si nada hubiera pasado, pero aun así tenía algunas heridas y aquella ropa chillona. Esa noche fue interminable, pensé que era real lo que estaba sucediendo pero no lo era. Un simple sueño…me dije a mi misma.
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