He perdido la visión, el tacto, el olfato, la audición y el gusto, la razón es desconocida para mí. Deseo expresarme, escribir, pero también he perdido el movimiento de mis extremidades, estoy postrada en mi cama, es como si estuviera encerrada en un lugar y alrededor mis pensamientos que parecen un gran eco en la habitación.
Intento imaginar cosas, pero también he perdido aquella capacidad
No puedo hablar, no puedo escribir, he perdido todas las formas como comunicarme.
Quiero salir, y irme a lugar lejano adonde pueda estar tranquila, con mis sentidos recompuestos. Me he dicho que superaría cualquier obstáculo, pero ahora no es nada.
De la nada, logro recuperar un poco la visión, y en un rincón de esa habitación oscura, vi un pequeño destello de luz que brillaba intensamente. Me llamo bastante la atención ya que era lo único que resaltaba en aquel lugar oscuro, mi mente dice:
Quiero acércame a esa luz, de adonde proviene, que hace que sea tan brillante y hermosa, deseo tocarla.
En ese momento mis piernas comienzan a reaccionar, estaba contenta podría acercarme y ver más de cerca y deslumbrarme con su belleza. Me levante, me tropecé pero no caí, fui despacio no quería hacerme daño, era difícil transitar por aquel lugar debido a que no había una buena iluminación, y también por que aun no caminaba de todo normal, era como si no había caminado durante mucho tiempo, si hubiera continuado así quizá hubiera perdido aquella capacidad y no podría recuperarla. Era realmente extraña esa sensación pero bastante agradable, era como volver a nacer.
Veía todo con diferentes ojos, el tiempo que estuve ciega me hizo reflexionar, sobre lo que había perdido, y ahora apreciaba más el tener mi vista y el movimiento de mis extremidades, tener la libertad de moverme e ir a donde yo deseaba, no me encontraría nunca más varada en un solo lugar.
Cada vez me encuentro más cerca de aquella hermosa luz, pero me di cuenta de algo me faltaba aun el tacto, se suponía que deseaba tocarla. Pero como no tenía el tacto no iba a ser posible.
Al pensar aquella posibilidad me detuve y me mire la mano, y pronuncie en voz alta:
¿Por que no tengo el tacto? Deseo ser capaz de saber las texturas de las cosas, saber si son suaves o ásperas. –suspire, y mire el techo, y me encontré con un enjambre de avispas, estaban muy inquietas, al parecer la abeja reina no se encontraba en la colmena, era extraño olía el lugar a…. ¿Miel?
Sí, a miel olía el lugar, había recuperado el olfato pero no por completo, pero era agradable ya había recuperado otro sentido, solo faltaban tres, pero aun no se si seré capaz de recuperarlos. Toque la colmena, deseaba ver si podría recuperar el gusto, y a la vez el tacto. Saque un poco de miel que se encontraba goteando de la colmena con uno de mis dedos y lo introduje a mi boca, sentí un cosquilleo y solté una tonta risita. -Me detuve y me dije: ¿Por qué estoy riendo? -y un viento calido comenzó a recorrer en el lugar, era realmente era exquisito, sentir eso me relaje por completo. Ahí me di cuenta, estaba sintiendo, tenia tacto, ya que lograba sentir aquel abrazador viento que recorría ese lugar.
Aun faltaban dos, el gusto y la audición, me agradaría volver a tener el gusto pero la audición no, no recordaba el porque, siempre que intentaba buscar en mi memoria, me bloqueaba, y perdía el conocimiento. Quizá fue algo que por mi misma borre de mi memoria, a lo mejor escuche muchas cosas que no debí escuchar, o que se yo.
Por poco había olvidado mi objetivo, que era tomar aquella luz, tenerla entre mis manos y poder apreciarlo más de cerca. Me encamine hacia aquella luz, ahora era de un color azulino, se volvía cada vez mas hermoso ante mis ojos.
De la nada siento que algo tomaba mis pies, comencé a perder de nuevo los sentidos que había recuperado, mis extremidades perdieron el movimiento, y caí al suelo produciendo un sonido sordo, en aquel vacío lugar. Quedando ahí tirada en el olvido.-
Una voz susurro en mi oído:
No puedes valerte por ti misma, nadie tiene algún aprecio hacia ti, eres débil, a mi parecer demasiado débil. Debido a tu incompetencia haz vuelto a perder los sentidos y habilidades que alcanzaste a recuperar, no eres capaz de nada.
Y le respondí con voz firme, pero a la vez muy suave:
SI, se muy bien que soy demasiado débil y debido a eso nunca he sido capaz de tener metas en mis quince años de vida, todo lo dejo a la mitad, no tengo la fuerza de voluntad suficiente para terminarlas, soy una incompetente, una inútil. –Termine de decir aquello derramando lágrimas, de frustración y tristeza.-
Pobre chica, de esta manera no llegaras a ningún lado –dijo con un tono de voz burlesca, sentí como sus manos tocaban mis parpados que se encontraban cerrados. Por alguna extraña razón, conseguí abrirlos y vi a un hombre con largas vestiduras negras con su cara tapada, que se camuflaban con el tenue color negro de todo el lugar. Toco mis orejas y fui capaz de escuchar el fúnebre sonido del lugar, algunos gritos de desesperación, de sufrimiento, algunos llantos de mujeres y hombres, era como estar en el mismísimo infierno. De ahí una serie de escalofríos comenzaron a recorrer mi cuerpo, me di cuenta que había vuelto a recuperar la sensibilidad.
Dirigí mi mirada hacia mis extremidades inferiores y después a las superiores, y me di cuenta por que no conseguía moverlas, era realmente simple la razón, por que estaban encadenadas, al tratar de soltarme solo me hacia heridas, salía bastante sangre de ellas, y quede ahí inconciente… lo ultimo que alcancé a ver fue a ese hombre riendo a carcajada mientras veía mi sufrimiento...
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