martes, 28 de septiembre de 2010

Ataduras

Miro como son el pasar de las horas mientras me encuentro en un cementerio, con vestiduras negras y un par de rosas en la mano que sus espinas le causan heridas. Un niño con cabellera rubia se me acerca diciendo “¿Por que estas aquí?”  Intentar responderle era inútil, no podía hablar, el pequeño me observo con sus ojos sin brillo y se marcho desapareciendo en la mitad del camino.

Yo atada a una tumba que no sabía quien era su dueño, pero aun así estaba allí con unas cadenas. Miraba hacia ella y causaba tantas emociones juntas como la tristeza, la agonía, arrepentimiento, soledad y desesperación. Tenia muchas grietas que fueron causadas por el pasar de los años, a veces preguntaba: “¿Quien eres tu?” no respondía nadie solo salía sangre, pero nada más o solo se formaban mas grietas en ella.

Miraba a mi alrededor con mis ojos sin vida, las almas errantes que pasaban por el lugar sin saber adonde se encontraban, era realmente penoso ver aquellas almas, que vagaban preguntándome: “¿Adonde me encuentro?”, con sus caras de pánico y angustia. Pero ellos tenían algo que yo no, eso era la libertad de moverse por aquel lugar pero no sabían utilizarla bien. Me decía a mi misma “Entupidos, ¿como no se han dado cuenta que han muerto? Es lógico lo que sucede, por que creen  que hay lapidas a su alrededor. Yo soy la que debería preguntarse eso, se que ya no estoy viva, pero ¿por que atada a una tumba que no es la mía?” nadie en aquel seria capaz de responderme eso ya que desconocían su propia situación, pero al final nos encontrábamos igual, no sabíamos la razón por que estábamos allí.

Quizá era una deuda que no pague en vida, y ahora me condenara por el resto de mi ¿muerte?, con aquel olor que existía de pudrición y sangre que había allí. Al pasar tanto rato sentada en aquella lapida, mi mente comienza a recordar cosas que sucedieron mientras yo vivía, muchas personas y lugares, que olvide. Muchos momentos que me encantarían volver a repetir una y otra vez sin parar. Pero seria imposible, por que no estaba viva, si no muerta. ¿Pero ya que?, no podía evitar eso tendría que estar allí mirando el pasar de personas y almas errantes.

Para matar el rato, le buscaba conversación a alguna alma inteligente que me contará sobre su vida, pero cuando preguntaban por la mía no sabia que decirles.
Mi nombre lo desconocía, mi procedencia también, solo recordaba nombres y situaciones pero no que realizaron en mi vida.

Al parecer han pasado bastantes siglos que he estado atada acá, con grilletes de doble fuerza, con la rosa que no podía soltar.
Raro, mi mano estaba pegada a esa rosa, que causaba daño a ella, que salía sangre pero no había dolor. La sensibilidad después de la muerte se ha perdido. Solo algo de mi mente ha quedado, que son algunos recuerdos y un poco de la razón, el resto fue incinerado por mi misma.

Al pasar el tiempo he perdido interés en recuperar aquellas memorias, quizá lo hice para mejor, ahora podría encontrar nuevas cosas aunque fuera atada a un lugar que desconozco, pero ya no importaba solo deseaba miran y reírme de aquellas almas que no sabían donde se encontraban. Y reírme de mi misma, que se encontraba igual que ellos.

Así por toda la eternidad, ¿verdad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario